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La cadena global de hallacas renace en la diáspora 2025

Manos de venezolanos armando hallacas en mesa comunitaria con hojas de plátano y guiso

¿Puede una hoja de plátano unir a Madrid, Lima y Miami en la misma mesa? En noviembre de 2025, la cadena global de hallacas vuelve a encender fogones en la diáspora venezolana, con sabor a hogar, solidaridad y oportunidad.

¿Qué es la cadena de hallacas y por qué vuelve con fuerza?

La “cadena” es un movimiento comunitario donde familias y amigos se organizan para hacer hallacas en equipo, compartir costos, enseñar a los nuevos y, muchas veces, reservar una parte para donaciones. En la diáspora, esta tradición tomó un nuevo brillo: es terapia colectiva, puente cultural y, en algunos casos, ingreso complementario en temporada.

“La hallaca no es solo comida: es brújula. Nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde podemos ir juntos”.

Así se arma la magia: de la lista de compras al sancocho de acentos

Organización paso a paso

Lo más común es que cada grupo reparta tareas: quien compra, quien pica, quien amarra y quien cocina. Se fijan cantidades, se consensúan recetas (sí, hay debate con la aceituna) y se define qué porcentaje va para venta, intercambio o donación. Este método reduce desperdicios, baja costos y acelera el aprendizaje de quienes hacen su primera hallaca fuera del país.

Talleres y relevo cultural

En varias ciudades, los veteranos enseñan a los recién llegados: cómo brillar la hoja, armar el guiso y leer la textura de la masa. Es más que técnica; es lengua, memoria y humor criollo. En esos talleres se tejen redes que luego sirven para empleo, vivienda o simple compañía.

Orgullo, superación y oportunidad

Para muchos migrantes, la temporada de hallacas es una bocanada de autoestima: una habilidad con demanda real, un producto con historia, un relato que encanta fuera de Venezuela. En algunos casos, la venta bajo pedido ayuda a aliviar gastos de fin de año. Si decides explorar esa vía, recuerda: infórmate sobre normas locales de alimentos y cooperación vecinal para evitar contratiempos.

Solidaridad que se saborea

Cada año, una parte de la producción suele destinarse a personas recién llegadas o a compatriotas en situación vulnerable. No es caridad de vitrina: es comunidad. Una hallaca entregada a tiempo puede significar el primer abrazo de diciembre en una ciudad nueva.

Dónde late esta tradición en el exterior

La organización suele moverse en grupos de barrio, asociaciones de migrantes y chats vecinales. Si en tu ciudad ya existe, seguro lo escucharás: el rumor de hojas lavadas, el perfume del guiso y la risa compartida. Si aún no, bastan ganas y un plan sencillo para que la tradición prenda.

Veneco: encendamos juntos el fogón

En Veneco creemos que cada hallaca armada en la diáspora es un acto de identidad y futuro. Queremos escuchar tu historia: ¿cómo se vive la cadena en tu ciudad este 2025? Comparte tu experiencia y mantengamos viva la costumbre que nos recuerda que, estemos donde estemos, seguimos siendo familia.

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